PERSONALIDAD
¿Pero qué es personalidad?
¡Según la RAE la personalidad es!
1. f. Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra.
2. f. Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas.
3. f. Persona de relieve, que destaca en una actividad o en un ambiente social.
4. f. Inclinación o aversión que se tiene a una persona, con preferencia o exclusión de las demás.
5. f. Dicho o escrito que se contrae a determinadas personas, en ofensa o perjuicio de las mismas.
6. f. Der. Aptitud legal para intervenir en un negocio o para comparecer en juicio.
7. f. Der. Representación legal y bastante con que alguien interviene en un negocio o en un juicio.
8. f. Fil. Conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente.
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La personalidad, entendida como el conjunto relativamente estable de tendencias y patrones de pensamiento, procesamiento de la información y comportamiento que cada uno de nosotros manifiesta a lo larga de la vida y a través del tiempo y de las diferentes situaciones, es uno de los principales aspectos que se han estudiado y analizado por parte de la Psicología. Diferentes corrientes y autores han establecido diferentes teorías y modelos de personalidad.
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Las principales teorías de la personalidad
La personalidad, entendida como el conjunto relativamente estable de tendencias y patrones de pensamiento, procesamiento de la información y comportamiento que cada uno de nosotros manifiesta a lo larga de la vida y a través del tiempo y de las diferentes situaciones, es uno de los principales aspectos que se han estudiado y analizado por parte de la Psicología. Diferentes corrientes y autores han establecido diferentes teorías y modelos de personalidad.
Las teorías de la
personalidad relevantes de la Psicología
1. Teoría de la
personalidad de Freud
La corriente psicodinámica ha
aportado diversas teorías y modelos de personalidad, siendo las más
conocidas las del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.
Para él, el comportamiento y la personalidad están vinculadas a la existencia
de impulsos que necesitamos llevar a la práctica y el conflicto que supone esta
necesidad y la limitación que la realidad supone para su cumplimiento. Se trata
de un modelo clínico e internalista.
En su primera tópica, Freud proponía
que la psique humana estaba estructurada en tres sistemas, uno
inconsciente regido por la búsqueda de la reducción de tensiones y funciona a
través del principio de placer, uno consciente que es regido por la percepción
del mundo exterior y la lógica y el principio de realidad y un preconsciente en
el que los contenidos inconscientes pueden hacerse conscientes y viceversa.
En la segunda tópica Freud determina
una segunda gran estructura de la personalidad compatible con la anterior, en
el que la psique está configurada por tres instancias psíquicas, el Id o Ello, el
Yo y el Superyó. El Ello es nuestra parte más instintiva, que
rige y dirige la energía interna en forma de impulsos y de la cual parten todas
las demás estructuras.
El Yo sería el resultado de la
confrontación de los impulsos y pulsiones con la realidad, siendo una
estructura mediadora y en continuo conflicto que emplea diferentes mecanismos
para sublimar o redirigir las energías provenientes de los impulsos. Por
último, la tercera instancia es el Superyó o la parte de la personalidad que
viene dada por la sociedad y que tiene como principal función juzgar y censurar
las conductas y deseos que no son socialmente aceptables.
La personalidad se va construyendo a
lo largo del desarrollo, en diferentes fases, en base a los conflictos
existentes entre las diferentes instancias y estructuras y los mecanismos de
defensa aplicados para intentar resolverlos.
2. Teoría de la
personalidad de Jung
Además de Freud, otros muchos
componentes de la corriente psicodinámica han propuesto sus propias estructuras
de personalidad. Por ejemplo, Carl Jung proponía que la personalidad estaba
configurada por la persona o parte de nuestra personalidad que sirve para
adaptarse al medio y que se relaciona con lo que los demás pueden observar y la
sombra o la parte en que se incluyen aquellas partes del Yo que no resultan
admisibles para el propio sujeto.
Asimismo a partir de los arquetipos adquiridos
por el inconsciente colectivo y los diferentes complejos que adoptamos en
nuestro desarrollo hacia la identidad se van generando diferentes tipos de
personalidad en función de que las inquietudes se dirijan hacia el interior o
exterior, si son más sensitivos o intuitivos y si tienden a centrarse
más en pensamiento o sentimiento, siendo pensar, sentir, intuir y percibir
las principales funciones psicológicas.
3. Teoría
fenomenológica de Carl Rogers
Desde una perspectiva
humanista-fenomenológica de enfoque clínico, Carl Rogers propone que cada
persona tiene su campo fenomenológico o manera de ver el mundo, dependiendo
la conducta de dicha percepción.
La personalidad se deriva del
autoconcepto o simbolización de la experiencia de la propia existencia, la cual
surge de la integración de la tendencia a la actualización o tendencia a
mejorarse a sí mismo con las necesidades de sentir amor por parte del entorno y
de autoestima derivada
del contraste entre su conducta y la consideración o respuesta que reciba esta
por por parte del entorno. Si existen contradicciones, se emplearán
medidas defensivas tales con las que ocultar dicha incongruencia.
4. Teoría de los
constructos personales de Kelly
Como ejemplo de teoría de la
personalidad derivada del cognitivismo y el constructivismo podemos
encontrar la teoría de los constructos personales de Kelly, de enfoque también
clínico. Para este autor cada persona tiene su propia representación mental de
la realidad y actúa de manera científica intentando dar una explicación a lo
que le rodea.
Se considera que la personalidad se
constituye como un sistema jerarquizado de constructos personales
dicotómicos que tienen influencia entre sí, los cuales forman una red
con elementos nucleares y periféricos mediante los cuales intentamos dar
respuesta y hacer predicciones de futuro. Lo que motiva la conducta y la
creación del sistema de constructos es el intento de controlar el medio gracias
a la capacidad de predicción derivada de ellos y a la mejora de dicho modelo
predictivo mediante la experiencia.
5. Teoría de la
personalidad ideográfica de Allport
Allport considera que cada individuo
es único en el sentido de que tiene una integración de las diferentes
características distinta del resto de personas (se basa en lo ideográfico, en
lo que nos hace únicos), así como que somos entes activos que nos
enfocamos hacia el cumplimiento de metas.
Se trata de uno de los autores que
considera que la personalidad que trabaja la personalidad a partir de elementos
estructurales y estables, los rasgos. Para él, intentamos que nuestro
comportamiento sea consistente y actuamos de tal manera que creamos un sistema
a partir del cual podemos hacer equivalentes diferentes conjuntos de estímulos,
de manera que podemos responder de forma parecida a distintas
estimulaciones.
Así, elaboramos maneras de actuar o
expresar la conducta que nos permiten adaptarnos al medio. Estos rasgos
tienen diferente importancia en función de la influencia que tengan en nuestra
conducta, pudiendo ser cardinales, centrales o secundarios.
El conjunto de rasgos se integraría
en el propium o sí mismo, el cual se deriva de la autopercepción y
autoconciencia generadas y compuestas por de la experiencia de identidad,
percepción la corporalidad, los intereses y la autoestima, la racionalidad y la
intencionalidad.
6. Teoría de la
personalidad de Cattell
La teoría de la personalidad de Raymond Cattell es
una de las más famosas y reconocidas teorías factoriales de la personalidad.
Estructuralista, correlacional e internalista al igual que Allport y partiendo
del análisis del léxico, considera que la personalidad puede entenderse como
función de un conjunto de rasgos, los cuales se entienden como la tendencia
a reaccionar de determinada manera a la realidad.
Estos rasgos pueden dividirse en
temperamentales (los elementos que nos indican cómo se actúa), dinámicos (la
motivación de la conducta o actitud) o aptitudinales (las habilidades del
sujeto para llevar a cabo la conducta).
Los más relevantes son los
temperamentales, de los cuales Cattell extraería los dieciséis factores
primarios de la personalidad que se miden en el 16 PF (que
harían referencia a afectividad, inteligencia, estabilidad del yo, dominancia,
impulsividad, atrevimiento, sensibilidad, suspicacia, convencionalismo,
imaginación, astucia, rebeldía, autosuficiencia, aprehensión, autocontrol y
tensión).
La dinámica de la personalidad
también depende de la motivación, encontrando diferentes componentes
en forma de rasgos dinámicos o actitudes entre los que se encuentran los ergios
(forma de actuar ante estimulaciones concretas como el sexo o la agresión) y
los sentimientos.
7. Teoría de la
personalidad de Eysenck
Desde una posición internalista y
factorial centrada en lo biológico, Eysenck genera una de las hipótesis
explicativas de la personalidad más importantes desde un enfoque correlacional.
Este autor genera el modelo PEN, el cual propone que las diferencias de
personalidad se basan en elementos biológicos que permiten procesos como la
motivación o la emoción.
La personalidad es una estructura
relativamente estable del carácter, el intelecto, el temperamento y el físico,
aportando respectivamente cada uno de ellos la voluntad, la inteligencia, la
emoción y los elementos biológicos que los permiten.
Eysenck encuentra y aísla tres
factores principales en los cuales pueden agruparse todos los demás, siendo
estos el psicoticismo o tendencia a actuar con dureza, el neuroticismo o
estabilidad emocional y la extraversión/introversión o focalización en el mundo
exterior o interior.
El autor consideraría que el
nivel de extraversión dependía de la activación del sistema de activación
reticular ascendente o SARA, el neuroticismo del sístema límbico y el
psicoticismo, si bien no se ha identificado un correlato claro, tiende a
vincularse al nivel de andrógenos o la relación entre dopamina y serotonina.
Los tres factores del modelo PEN integran los
diferentes rasgos de personalidad y permiten que el organismo reaccione de
determinadas maneras a la estimulación ambiental a partir de respuestas
conductuales más o menos específicas y frecuentes.
8. Teoría del Big
Five de Costa y McCrae
Otra de las grandes teorías factoriales
y basadas en un enfoque léxico (partiendo de la idea de que los términos con
los que explicamos nuestro comportamiento permiten tras un análisis factorial
establecer la existencia de agrupaciones de características o rasgos de
personalidad), el Big Five o teoría de los cinco grandes de Costa y
McCrae es uno de los modelos de personalidad más extendidos.
Mediante el análisis factorial este
modelo indica la existencia de cinco grandes factores de personalidad que todos
tenemos en mayor o menor grado. Se trata del neuroticismo o ajuste
emocional, la extraversión como cantidad e intensidad de relaciones
personales, la cordialidad como las cualidades vertidas en la interacción, la
responsabilidad o toma de conciencia, organización, control y motivación hacia
las metas y la apertura a la experiencia o interés en experimentar.
Cada uno de dichos grandes factores
se compone de rasgos o facetas. Los diferentes rasgos están relacionados entre
sí, y en conjunto dan cuenta de la manera de percibir el mundo y reaccionar
ante él.
9. El modelo BIS Y
BAS de Gray
Gray propone un modelo factorial y de
carácter biológico en el que considera que existen dos dimensiones que permiten
elementos como la emoción y el aprendizaje, partiendo de la combinación
de los factores extraversión y neuroticismo de Eysenck.
En este caso, se propone que la
ansiedad, como combinación entre introversión y neuroticismo, actuaría como
mecanismo inhibidor de la conducta (BIS o Behaviour Inhibition System),
mientras que la impulsividad (que equivaldría a una combinación entre
extraversión y neuroticismo) actuaría como mecanismo de aproximación y
motivación a la acción (BAS o Behaviour Approximation System). Ambos sistemas
actuarían en conjunto para regular nuestra conducta.
10. Modelo de Cloninger
Este modelo contempla la existencia
de elementos temperamentales, siendo estos la evitación del dolor, la
dependencia a la recompensa, la búsqueda de novedades y la persistencia. Estos
elementos de carácter biológico y adquirido darían cuenta del patrón conductual que
aplicamos en nuestra vida, y dependen en gran medida del equilibrio
neuroquímico del cerebro en lo que se refiere a los neurotransmisores.
También incorpora elementos del
carácter que ayudan a situar al propio yo en en la realidad, siendo estos la
cooperación como comportamiento social, la autodirección o autonomía y la
autotrascendencia como elemento que nos integra y nos da un papel en el mundo.
11. Teoría del
aprendizaje social de Rotter
Este autor considera que el patrón de
conducta que empleamos habitualmente es un elemento derivado del
aprendizaje y la interacción social. Considera al ser humano un elemento
activo y utiliza un enfoque cercano al conductismo. Actuamos en base a la
existencia de necesidades y de la visualización y valoración tanto de éstas
como de las posibles conductas que hemos aprendido a llevar a cabo. Aunque
cercano al interaccionismo, se sitúa en una perspectiva situacionista
El potencial de conducta es la
probabilidad de realizar determinada conducta en una situación concreta. Este
potencial depende de elementos como las expectativas (tanto de la capacidad
de influir en los resultados como en el propio resultado y la posible obtención
de beneficios tras la conducta) y la consideración o valor otorgado a las
consecuencias de realizar la conducta en cuestión, así como de la manera en que
la persona procesa y valora la situación (conocida como situación psicológica).
12. El enfoque
interaccionista
A lo largo de la historia han sido
muchos los autores que han una de dos posturas: que la personalidad es algo
innato o bien que se deriva del aprendizaje. Sin embargo existe una
tercera opción, defendida por autores como Mischel, en la que la personalidad
es formada por la interacción entre elementos innatos y los fenómenos que
vivimos.
Esta postura explora las
características de personalidad a través del estudio de la existencia de
consistencia de la conducta a través de las situaciones, la estabilidad
temporal y la validez predictiva de los rasgos. Las conclusiones indicaron
que deberían emplearse otro tipo de categorizaciones diferentes de los
rasgos, pues estos no reflejan un modelo predictivo totalmente válido al
ser de carácter más innatista. Defiende que resulta más eficiente hablar de
competencias, valores, expectativas, constructos y autocontrol.
Otros autores como Allen reflejan que
la consistencia puede variar según la persona, así como los valores principales
y los aspectos que mejor predicen la conducta. De este modo, los rasgos sí
serían consistentes pero solo si se tienen en cuenta aquellos que resultan más
relevantes para cada persona.
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